sábado, 29 de mayo de 2010

Sin título

Hoy, esta mañana, he releído parte de... ¿Cómo llamarlo? ¿Anotaciones? ¿Pensamientos? Supongo que son diarios puesto que van fechados. Son explosiones y vómitos de aquellos días en que solo tenía el blanco para explotar y explorar y ex... demasiadas palabras comenzadas en ex. En ellos hablo de sentimientos, sensaciones. No paro de darle vueltas al molino de mi vida. De la dicotomía en la que vivía. Entre esa vorágine de autocompasión y dolor algunos datos de aquella vida mía se deslizan y recuerdo de nuevo el cansancio brutal de trabajar meses sin interrupción, sin días de descanso, en dos sitios a la vez. Recuerdo el trabajo en el restaurante, mi particular "cuarta dimensión" En aquel entonces no tenía tiempo ni de ser. Y aún así la soledad intensa gotea en cada palabra que utilizo.

Lo bueno de estos diarios es que me hacen entender el proceso que me ha traído hasta aquí.
Leer desde esta lejanía temporal que me levantaba(casi como ahora)para volcar sobre el Word el alma rota, cuando mi vida era una larga y eterna sucesión de horas de trabajo, me hace repensar lo mucho que significa para mí, lo mucho que necesito escribir.
Ayer leí: La pluma es la lengua del alma.
Una pequeña muestra:
Lunes 8/diciembre/2008
Trato de escribir sobre la soledad, el miedo, el dolor como una terapia exploratoria de lo que siento. Estoy cansada de los no sé, de la indecisión, de la duda. Trato de expandirme, de crecer. No quiero volver a los viejos temas, aunque estén ahí. Incorruptos pero no vivos. Puede que sea eso lo que tiene mi alma. No los dejo pudrirse, deshacerse después de muertos. Tengo que vivir y sentir los gusanos agujereando las vivencias ya muertas y no conservarlos en frascos que se llenan de polvo en los estantes de mi mente, listos para que en cualquier momento los tome, los limpie, los abrace contra mi pecho y les de una vida ficticia, imaginaria que si alguna vez tuvieron ya no anida en ellos.

Esos recuerdos de las malas y las buenas acciones. Esas culpas que recorren mi camino detrás de mí, a mi lado, ante mí. Ese dolor eterno de lo no acabado. De lo que esta muerto sin haber nacido. He de cavar, sí, remover la tierra de mi alma, hacerla fértil. Intentar que la muerte como figura para los sentimientos pasados sea el abono que me haga crecer. Qué me permita dar curso y forma a mis sentimientos, a mi vocación y a mi vida. No sé si tengo que retroceder, aclarar algunas cosas, retomar otras.

1 comentario:

  1. Una vez me dijeron "ni un paso atrás, ni para coger fuerzas". No obstante releer esos diarios de vida vivida y no vivida (pero no muerta) es un hallazgo para re-pensar en los ex. Extremos. Exabruptos. Extensiones de nosotros mismos puestos en tantos mundos paralelos o asimétricos. Siempre leer es un espejo. Siempre nos devuelve nuestra propia imagen. Y siempre es nunca más a veces. O empezar de nuevo.

    Abrazo intenso y próximo, May. Hasta ahora, cualquier ahora.

    Adri

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