domingo, 5 de febrero de 2012

LA PEQUEÑA DIANA

La pequeña Diana no es una flor, ni un ángel, ni siquiera es humana. A veces ni siquiera es. Aparece y reaparece como un soplo de aire. Recorre sin cesar un mundo que no existe y que, si existe, pocos ven. Ella es así. En ocasiones me visita y me envuelve en los aromas desconocidos de otros lugares.

Unas veces me trae alegrías desconocidas, me llena hasta arriba de dulces olores, imágenes que no sé de donde saca. Me trae el perfume de la luna y cantos dorados. En otros momentos, es un sí es no. Y me cubre con el velo triste de lo cotidiano. Lo saca sin más y apaga luces en mi alma.

Otras, viaja a submundos llenos de dolor, opacos, oscuros y tristes. Me tira en ellos y me baña en su olor a podrido.

La amo y la odio.

La pequeña Diana trae en sus manos un flagelo, un recuerdo, una flor. Lo mezcla todo y lo confunde. Y me flagela con la flor, me acaricia con el flagelo y me olvida con el recuerdo.

La pequeña Diana, no es lo que yo soy y no soy lo que ella es. Y sin embargo viene y se queda.

Cuando esta de humor lucha por mí. Se levanta, se alza y crece. Se viste conmigo y usa mis palabras, mis gestos y mi voz. En esos momentos la contemplo desde el centro de mi ser. Juega a ser un niño que juega.

Cuando no quiero verla, me sumerjo en el agua. Tapo nariz, boca y oídos, cierro los ojos con fuerza y espero a que se aleje. Me ahogo en mi misma hasta que dulce, toca mi mano, mi piel, mi cara y me hace mirarla a los ojos. Me saca del agua. Se sienta conmigo en la orilla y comparte durante un momento mi pena. Y después se va. Y yo por fin sola, me seco al viento, me seco tanto que me convierto en un objeto de barro. Frágil. A punto de romperse. Las voces que pasan me advierten: Sí te quedas ahí, morirás. Y yo en mi silencio pienso: ¿Y qué?

3 comentarios:

  1. Habrá que tener cuidado con Diana, ¿no? por si acaso. Lo que está claro es que tiene gran influencia, así es que al menos, no habrá que perderla de vista. Me ha gustado tu relato.

    Espero y deseo que estés bien May. A ver si quedamos y nos tomamos algo...
    Un abrazo

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  2. La pequeña Diana sale de paseo, mira curiosa a su alrededor y regresa a casa pensando en esa niña que se esbozó en el charco cuando miró y se vio a sí misma.
    Enhorabuena.

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  3. Qué rebeldía no exenta de una deliciosa ternura. Todos tenemos a nuestra Diana particular... tú, dejas que viaje y te cuente... y, eso, hace de ti más Diana.

    Un placer leer este toque de belleza.

    Un saludo de Alba.

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