sábado, 3 de abril de 2010

PRTÉRITO IMPERFECTO

Con el permiso de Adriana, la autora de este poema que leí ayer en la madrugada, que ha calado dentro de mí tanto, que en cierta manera lo hago mío.
Adri, más allá de lo que nos dicte el aprendizaje, para mí la poesía es llevar lo intimamente personal a universal. No sé explicarlo bien, pero lo intento: esto es lo que yo llamo la verdad, decir la verdad en la literatura. No realidad, verdad. Cuando se crea sin traicionar esa sinceridad se llega al corazón del que te lee. Gracias por dejarme tus palabras.


Pretérito (y tú, amor que ya no eres amor, ni eres mío)


Y tú, que caminabas llevándome
atada a tu cintura,
al costado de tu deseo, al frente de tu respiración;
tú , que mordias mi nombre
como se muerde un hálito de vida,
e interrogabas las horas
que terminaban esfumándose.

tú, que acaso sonríes
si sabes que sonrío
sin siquiera notar
que navego otro cauce
y ya soy de mi mísma
no sólo de tus ojos, tus raíces, tus ramas,
- árbol y bosque y troncos
envueltos en las copas de las nubes
desbordando el borrador
donde quedó el cuaderno de bitácora-

tú, fiero amor antiguo
que descubres lo nuevo
tallado en un poema,
o en el papiro exhausto
de las ropas urgentes
en las sábanas lentas
y sabes que está muerta la piel
donde he tatuado
lo que nunca tuviste. Ni tienes. ni tendrás


tú, que pones mis manos
en el cielo
de infierno y paraíso,
para quemar tu nuez de Adán
en el lustre febril
de mi manzana.

Tú, hombre pequeñito,
que creíste en la altura de tu antojo,
que mareaste mi vértigo
apagando ese fuego que se abrasa
porque no tiene escarcha.

tú que bebes a sorbos la locura ,
estrenándome en todos los rincones,
con marcas de los besos que no diste
y fumas en mi ombligo
el humo de las ganas que quedaron enteras
en el borde de un cristal licuado.

Tú, ahora, tú mismo,
sentado en esa acera
donde quedas a salvo de los temores vanos,
tú dándote respiro,
tú mitigando esperas,
tú poniéndo a destiempo el verano en mi boca,
sacando primaveras del bolsillo,
aplacando el otoño,
desterrándome el frío de los huesos invernales
sin mirar en tu mapa
qué distantes distintos
son los tiempos hoy nuevos.


Sí, tú, a tí te hablo:
quien fue
mi territorio, mi posesión, mi mapa,
mi brújula, mi Norte, mis puntos más altivos,
y mis bajos instintos,
aquel dolor anclado definitivamente
en el hueco que cerró el Universo,
cuando se me hizo el alba.

Tú, viejo amor,
pradera
donde florecí a gusto en las siestas de niños.
Tú, Hombre que agregaste
una hora a la noche que no llegaba nunca
y me dejaste abierta,
de par en par,
la vida,
tomándome, aludiéndome, reconocido en mí
para huir, de inmediato, por el vano
de aquello que no fuiste.


Tú, digo y no hay pronombre que anteceda mi cuerpo
porque fui a ciegas tuya, sin otear horizontes.



Hoy, en donde respires un verso
o un poema
respirarás mi boca
y donde muerda el pulso de tus moscas sagradas,
será mi corazón el que te encuentre
y
mirándote a los ojos
te arrancará de cuajo
los últimos minutos de no vida.

Tú, digo, cuando tiemblo en mí,
y tan a gusto,
en paz
de boca a boca,
sin pretéritos nuestros
vivo y señalo a pleno la vida..

tú, remanido tiempo
pasado
sin presente
que no tuvo futuro.

3 comentarios:

  1. Enhorabuena por reencontrarte aqui. Poesia pretérita y atemporal. Así también la verdad que prevalece como las obras de los que las soñaron y las sacaron a la luz para ellos y las generaciones venideras. Lo que escribamos hoy puede que emocione mucho tiempo después de que perdamos la capacidad de leer, y aún asi, seguirá siendo bello, seguiremos siendo verdad.
    G

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  2. Ya sabes que es de nuestra Adri. Da la sensación de que hay una especie de conexión en el aire. En nuestro aire no solo literario, personal, que me llevó en el amanecer de ese día a vistitar su blog.

    Nos leemos, G. Y nos vemos.

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  3. Ver mis letras en tu casa, me lleva a una sensación nueva. La de proximidad. la de identidad. Gracias, May.

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