lunes, 5 de abril de 2010

SIN TÍTULO. SIN JUSTIFICAR.

La golpeo. Con los puños. En el estómago. Hundiéndolos en la carne. Disfrutando de cada impacto. Se sumergió en sus gritos paladeando el dolor, la angustia. Sonrió. El placer le estremeció el alma antes de echar el brazo hacía atrás, abrir la mano y dejarla caer sobre la cara de la mujer. Un labio estalló contra los dientes. Jadeo excitado. Volvió a golpear sobre el labio abierto. La sangre viscosa le empapó la mano. La mujer cayó al suelo, Dobló las rodillas contra su pecho protegiéndose con los brazos. Mechones rubios se escapaban entre los dedos de sus manos. Lloriqueó suplicante a los pies del Cazador. Él dejó dejo una huella oscura en la bragueta del pantalón. Envolvió el mimbro con la mano cubierta de sangre. Subió y bajo la piel de su glande antes de pensar en la boca de su presa. La puso de rodillas tirando del pelo rubio, arrastrándola hasta su polla. Frotó su entrepierna en la herida fresca de la mujer. Eyaculó con violencia. La empujó contra el suelo. Inhaló profundamente una dos veces, antes de mirar a la mujer. Asqueado.
―Lávate. Y sírveme la cena.

2 comentarios:

  1. SAbés que me impactó la primera vez que leí tu etiqueta "vómitos". Según la medicina holística, el vómito es producto del miedo que paraliza. En la literatura de May, vómito es aquello que, insoportablemente, duerme en el cuarto oscuro al acecho, para salir en el momento menos pensado. Y opuestamente, es producto del coraje. De decir. este relato me pega en la boca del estómago, me asquea y me hace preguntarme cómo es posible. Sí. Siempre me pasa cuando me enfrento a la realidad más cotidiana de lo que nos imaginamos. La saña está tan bien descripta que engloba lo patológico. De ambas partes. Una radiografía digna de tu altura de escritora. Lo nuevo no es lo que nadie ha dicho, sino lo que se dice como si nada se descubriera, en tanto se descubre un mundo. Oficio de escritor, que le dicen. Nos vemos...nos estamos tocando en el aire de las letras.

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  2. Sí, nos hemos tocado. Hasta el punto de sorprenderme el comentario cuando he vuelto de hacer algo tan cotidiano como poner la comida al fuego. Al ir a incluir otro de estos casi micros. ¿Será la herencia de Ginés?

    Este cortísimo salió después de mucho tiempo sin poder alcanzar el mundo, el modo, ese lugar dentro y fuera de mí donde las historias parecen aguardarme. Y vino así. Como un vómito.

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