martes, 13 de septiembre de 2011

El traje nuevo

Decía Séneca que es muy difícil ser siempre el mismo hombre. Yo no quiero corregir le la plana, Dios me libre. Pero añadiría que casi tanto como ser siempre la misma mujer.
Estos días para no variar estoy subida a la montaña rusa de mis emociones. Llegó el tan ansiado parto de la sentencia. En algún aspecto decepcionante, en otros liberador.

Con está sentencia se cierra un largo periodo de mi vida. Es como el dobladillo de una prenda terminada. No está cosido muy fino, las puntadas son desiguales, el ancho de la doblez está así así. Y alguna que otra vez la aguja ha pinchado con fuerza a esta (o sea yo) que la viste. De hecho, se ha cosido sobre mí. En mi piel y más adentro.

La que decidió que era hora de tomar las tijeras y cortar la tela vieja para hacerse un nuevo vestido fui yo. En el proceso he descubierto que las tijeras forman callos entre los dedos y que por mucho cuidado que pongas con la aguja acabas con las yemas llenas de heridas.

Espero limpiar bien la sangre de mi vestido nuevo (el agua oxigenada hace maravillas para limpiarla si la sangre está fresca, pero quizá no funcione tanto si ya penetró en la tela y se secó) pero sea como sea, quede prístino o de mercadillo de segunda mano es mío.

No recuerdo como pensé que iba a sentirme. De momento se ha aflojado una tensión continua que soportaba sin darme cuenta. Como si en mis muñecas, mis pies, mis hombros, mi cuello me hubiera dejado olvidadas pesas de musculación veinticuatro horas al día, siete días a la semana, trescientos sesenta y cinco días al año y ahora por fin me las hubieran quitado.

Quizá es que mis músculos necesiten aprender a relajarse, a descansar y a moverse en su nueva situación.

3 comentarios:

  1. Enhorabuena por ser un poco más libre, un mucho más liberada, una artista de la metáfora...una consumada hilandera de sentimientos bordados de letras.
    Enhorabuena y sé May todo el tiempo, ahora sal con el vestido nuevo a decirle al mundo que formas parte de él, que siempre estuviste pero que ahora, con más fuerza, eres la que hace suya aquello de: el único modo de hacer justicia a la vida es vivirla tan plenamente como sea posible.
    Un saludo de Gin.

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  2. Yo también te daré la enhorabuena May, y aunque haya sido un poco decepcionante, te compense en libertad y que te haga sentir una mujer nueva y renovada. Ahora confío en que tus escritos sean un poco menos tristes... ¿o no?
    Un abrazo

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  3. Gracias a los dos por los buenos deseos.
    A mi anónimo Gin por sus amables palabras. Siempre es más fácil pensar en metáforas, parece que causan menos roces en la piel.
    Mi yo suele resistirse antes o después a ser sofocado. Aunque ese yo no tiene porque ser necesariamente bueno, es lo que hay.

    Carmela, un abrazo. No sé si nueva, de momento me conformo con una capita de pintura. Gracias por estar aquí.

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