domingo, 25 de septiembre de 2011

Irreflexión

Sigo llorando aunque no quiera y este día de otoño se llene de luz. Sigo sintiendo. Y no es más fácil ahora que hace unos meses.
La perdida es irreparable, las dudas arrojan sombras, destruyen sueños. Las palabras rompen la fe.La ausencia de actos mina la confianza. Los deseos se evaporan al calor de los miedos. Las verdades a medias no hacen más que ahogarnos. La pasión se quiebra y todo se baña de la misma oscuridad heladora.

El tiempo duele y mata. El conocimiento seca. Y la tristeza es la reina del invierno eterno.

Juegos de papel y lágrimas. Nubes despegando con forma de barco sobre el amanecer rosado en el mar. Olas tersas que casi no rozan la superficie que mantiene una placidez engañosa. Muerte a la deriva, ensangrentados rosas que no llegaron a florecer.

Extraños puertos que no son refugio del viento que esconden las naves en sus velas trágicas y desgarradas. Miserables harapos de lo que una vez fue una tela orgullosa, una bandera flameando al viento, apresada en un mástil que busca recuperar su dignidad.

Sombras y penumbras que juegan a ser luz, a reír ante un sol imposible. Corruptas en su esencia más oscura.

Lunas de juguete, crueles y mentirosas arrastrando tras de si el manto de la verdad. Presas de la alegría insana del loco que se complace en desarmar aquello que ama.

Sin dientes ni garras que el cazador luce como pruebas de su proeza, el animal se esconde en su cubil. Sueña agitado y temeroso en las largas noches de antaño, cuando dueño de la noche caminaba hasta el claro, para bañarse en la luz blanca de la luna, sobre sus patas mullidas, sintiendo la elasticidad del suelo en las uñas escondidas, abriendo las fauces a los aromas de la vegetación dormida, la rastro de los diminutos animales en sus madrigueras, al perfume nutritivo y cálido de la tierra. Felicidad salvaje y fiera de sumergirse en el agua cristalina a la luz cada día nueva del amanecer.
Sueña y se agita entre las estrechas paredes de su cubil sabiéndose ya atado al sol ardiente. Sin poder ser ya, nunca más, el compañero de la noche.

3 comentarios:

  1. Demasiado triste, y sin embargo poéticamente vulnerable a la pupila. Sueño soñado despierto en noches de insomnio literario.
    Saludo de G.

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  2. Gracias. Tal vez no sea el lugar aunque sí el momento. Gracias por indicarme mis errores de esa manera constructiva que me hace ser mejor escritor..., o al menos intentarlo. Llegaré lejos o cerca pero muy bién acompañado.
    Tus palabras son parte de mi camino.
    Un abrazo, May.
    Ginés

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  3. Pues no, no es el lugar. Lo suyo es la terracita esa donde las cucas se pasean atacando a inocentes jovencitas en la mesa de al lado. Y si no tienen bitter y nos sacan más pizza, pues mejor.
    En serio, debería pagarte yo el bitter por lo que curraste con "El Taxi" (lo pongo así porque en minúsculas podía dar lugar a mal entendidos, ya sabes). Y que prometo corregir y editar.
    Tú llega lejos y así cuando estés me haces un hueco.
    Es mucho más arriesgado y valioso ser sincero, bastante más incómodo que el halago. Y en esto no hago más que seguir tu ejemplo. Aquella forma de trabajar que junto con Adri instauramos es lo mejor que sacamos del taller. Aún me acuerdo muchísimo de Adri diciendo: No podemos estar en el hombro del lector explicando que queremos decir.
    Sigamos adelante, como hasta ahora.
    Un beso, Gin.

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