miércoles, 11 de abril de 2012

Extrañamiento

Ayer, sin venir a cuento me asaltó una sensación muy rara. Estaba preparándome para la cama. No hacía mucho que había llegado del taller de Cuentos Infantiles, la cervecita con el profe, que me ha dejado admirada por sus proyectos (ánimo, Gin), cuando sentada en la cama, quitándome las botas, paso previo para desnudarme, me invadió algo que podía llamar "el extrañamiento". Decir irreal sería poco. Sentí como si estuviera dormida y soñando. Como si la vida que llevo ahora, mi vida, fuera uno de esos sueños detallados y locos que tengo de un tiempo a esta parte. Y lo peor: la sensación de ir a despertar en cualquier momento. Con él a mi lado, levantándome de nuevo en silencio, refugiándome en amaneceres imposibles en el cuarto pequeño con su tabla de plancha y la pantalla insustancial hasta que la camisa por planchar me reclamara, las tareas cotidianas me presionaran y se me diera los buenos días al grito de: ¿Qué camisa me pongo hoy?.
De vuelta a la confusión y a la culpa, al no sé repetitivo y aberrante, al convencimiento de que nunca podría cambiar lo que ya estaba hecho. Borrando todo el esfuerzo, todo lo aprendido, todo el dolor causado, recibido, el miedo a no poder, no ser capaz de dar el paso de ser yo misma, de dejar de engañarme, a seguir viviendo bajo el agua.
No había tenido tiempo de mirar atrás. Demasiado ocupada en sobrevivir a mi día a día, lidiando en demasiados frentes abiertos, tratando de flotar cuando era imposible nadar, aferrándome a mí decisión de dar un paso tras otro.

No estaba, quizá sería mejor decir, no estoy, preparada para este "extrañamiento". Me pilló de sorpresa, ni siquiera sé que pudo desencadenarlo.
Pero hoy estoy aquí y mi vida, la mía, sigue.

4 comentarios:

  1. Te daría una extensa charla de los posibles "que", pero no haría si no aumentar tu desconcierto.
    Simplemente decir, tratando de resumirlo, que se quiere tener "todo" a pesar de saber que con dos pies únicamente se puede recorrer un camino... aún así recuerda... "Todos los caminos llevan a la cima de la montaña, pero la Luna que se contempla es la misma.
    Un abrazo

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    1. Tienes razón en cuanto a que solo podemos andar un camino sobre nuestros pies. Lo difícil es saltar de uno a otro. Porque más que un salto, por lo menos yo lo veo así, es un abrirse paso a través de un bosque demasiado poblado, demasiado prieto, sin sendas ni guías. Cada paso a ciegas, no solo en el terreno legal, que es cenagoso, en el emocional. Sientes y no sabes qué, esperas y te decepcionas una y otra vez. Incluso adivinando, no crees hasta que las ramas te pegan una y otra vez. Intentando conservar una pizca de cordura. No odiar, no culpar, no encerrarte. Seguir confiando y liberarse de las propias sensaciones de culpa.
      Y es cierto. La luna sigue ahí arriba todo el camino, solo hay que mirarla y continuar.
      Un beso.

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  2. Me parece un regalo maravilloso de tu intimidad... o así lo he tomado yo. Sea como sea, es un retazo que sale de ti y, como siempre, con una ,maestría maravillosa.

    Un beso.

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    1. Más que regalo es una descarga o quizá hacerlo real de la única manera que sé. Siempre me pregunto el porqué de estas "liberaciones" mías. No sabría explicarlo más que diciendo que me siento mejor después de escribirlo y soltarlo al aire.
      Así que el regalo me lo haces tú a mí. Al leerlo y recibirlo.
      Un beso.

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