martes, 5 de junio de 2012

Revisión texto "CONTACTO"

Este es el último texto realizado para el taller de Relatos Cortos, impartido por Ginés Vera en la Biblioteca Carles Ros. Trabajaré en él atendiendo a las sugerencias y correcciones que el mismo Ginés ha hecho sobre el texto. La idea de subirlo así, sin terminar, es para que se pueda apreciar el trabajo de chinos que ha hecho mi pobre amigo, no ya solo con este texto, con otros muchos en los que se ha esforzado para que puedan ser pulidos y brillen en la medida en que se pueda. Como veréis lo hace con respeto y con un alto valor de sincerocidio (sinceridad hasta la muerte o el autosuicidio por sinceridad).  Me siento doblemente afortunada de tenerlo como amigo y como maestro.
Y nada, me voy a currar en el relato con las correcciones. Gracias, Gin.


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Sucedió en el verano del noventa y ocho. No hacía mucho que nos habíamos mudado a la nueva casa, en la playa. Todo era novedad y nos tenía deslumbrados tener el mar en todo[i] momento a nuestro alcance. La Patacona no era tan popular como lo es ahora. Ni la extensión de la arena se presentaba como ahora. Los dos kilómetros de playa se llenaban de pequeñas dunas, manchas de hierba resistente, alambres como trampas escondidas, botellas rotas, frutas hinchadas arrastradas por la acequia y montones de algas secándose en la orilla presentaban un paisaje único, diferente y solitario.
En aquel entonces[ii] las cosas entre mi ex marido y yo no marchaban del todo mal y a veces cedía a pequeños caprichos míos. Aquella noche, un sábado de principios de junio, conseguí convencerlo para dar un corto paseo por la orilla del mar. Caminábamos casi en silencio en dirección a Port Saplaya,[iii] el mar a nuestra derecha y en el cielo, oscuro e inmenso una perfecta luna llena.

Estábamos llegando a la desembocadura de una acequia, punto elegido para dar la vuelta, cuando procedentes del mar[iv] aparecieron las luces. Siete esferas luminosas que de pronto y sin saber como estaban sobre nosotros. Las miré asombrada. No distinguí ningún objeto[v], era luz pura. Blanca, sin destellos y sin embargo, cálida y viva[vi]. Parecían seguir en línea recta el mismo camino que nosotros, dirigiéndose al Norte bordeando la playa. Di dos pasos más, antes de quedarme clavada en el sitio, una de ellas retrocedió ligeramente situándose sobre mí. Él[vii] tiró de mí, tratando de que retrocediéramos, pero yo era incapaz de moverme. La luz se movía inquieta, casi diría que curiosa como un niño ante un objeto extraño.  La esfera fue ¿Descendiendo? ¿Aproximándose? A mí[viii], mientras las otras parecían aguardar, estáticas y pacientes a que mi Luz retornara a la formación. Fueron segundos en los que nos miramos ¡Nos miramos! La una a la otra. Lentamente alcé mis brazos, estiré las manos como si pudiera acariciarla o como pidiéndole que se acercara, no sé, no pensaba solo sentía un deseo intenso de saber. La Luz, cada vez más próxima, emitió un largo hilo luminoso que fue ensanchándose hasta cubrirme entera. La piel de mis manos, de mis brazos se extendía ante mis ojos dilatados hasta mostrarme un paisaje exótico, nocturno de pequeñas nubes palpitantes llenas de puntos aislados, sometidos a uniones invisibles: rojos, azules, dorados. Cada uno de ellos un mundo en si mismo. Y allá donde mirara, mi propia ropa, la arena a mis pies, el agua del mar, estaban formados por las mismas partículas repitiéndose una y otra vez. Y la Luz que me atravesaba, que se unía y amalgamaba conmigo, que jugaba con las nubes y los puntos, volviéndolos más dorados, más rojos, más azules, se fragmento también en pequeños mundos nubosos que repetían la combinación de colores. Después, todo se desvaneció. La luz se replegó en si misma, de nuevo una esfera sobre mí.  Sentí su despedida como un nudo en la garganta. En el cielo, más allá, el resto de esferas formaban un círculo en el que esperaba un hueco para mi Luz[ix] (desde entonces siempre es mi luz). Ella, hizo un par de lentos movimientos[x] antes de salir disparada hacía arriba y girar en el aire para colocarse en su posición cerrando el círculo. Una vez llegó, con un súbito movimiento formaron una línea recta y se perdieron en el horizonte.
Nunca he hablado de esto, con nadie. Ni siquiera con él[xi].

[xii]Aquella noche, cuando las luces desaparecieron lo descubrí acurrucado en la arena, con la cara enterrada entre los brazos. Le ayudé a levantarse, mirándolo con pena sintiendo que los diminutos mundos que me formaban entraban en contacto con los suyos, estremeciéndolos, al darle la mano. Volvimos a casa en silencio.

Tampoco suelo pensar en la Luz[xiii], aunque a veces cuando estoy sola, puedo sentir la vibración de las partículas de mi cuerpo, idénticas a las del aire que me rodea, a las del mar o la arena, idénticas a las tuyas[xiv].


1.       [i] 2 repeticiones en misma frase.
2.       [ii] No le pega nada este inicio de párrafo.
3.       [iii] Aquí mejor puno y coma.
4.       [iv] Esto puede matizarse en el sentido que pareces afirmar de este modo su procedencia, el fondo del mar, además. Tratándose de luces no subacuáticas, y el aura del argumento, es mejor que creyeses verlas emerger de la línea difusa entre el cielo y el mar…o algo así.

5.       [v] En sí, una esfera es un objeto, aunque puedo hacer un esfuerzo por comprender lo que pretendes decir, el lector medio no va a hacer este esfuerzo.
6.       [vi] Llámame purista pero ya me dirás como vas a hacer creer que siendo blanca, pura y sin destellos era cálida. El blanco no es uno de los colores denominados cálidos, y si la calidez no era visual, debes indicarlo.
7.       [vii] Este él es tu ex marido, mejor expresarlo así, con o sin nombre propio.
8.       [viii] Estas dos cuestiones rompen la frase porque luego se refieren al “a mi”, mejor no lo hagas así, di que no estabas segura de si se acercaron o se alejaron de ti.
9.       [ix] En lugar de Luz en mayúscula, ponle el matiz al mí, ya con letra cursiva, entrecomillada o como veas.
10.    [x] Cambia el sustantivo o el adjetivo para evitar la cacofonía.
11.    [xi] Lo mismo que en la nota 7
12.    [xii] Te he puesto un punto y aparte.
13.    [xiii] A esto me refería en la nota 9.
14.    [xiv] En una primera lectura no asocié el “tuyas” a las mías como lector. Tal vez debieras, si así lo quieres enfocar, dar más referencias durante el texto entre el narrador y el receptor del texto.

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