viernes, 31 de julio de 2009

EJERCICIO 30º "LA PARADA"

Ejercicio de estilo. Dos personas debatiendo sobre un tema, una forma de ver la vida... La dificultad: hacer a la vez un ejercicio de estilo, cada uno de los personajes ha de pertenecer a una esfera distinta de la sociedad y debe notarse claramente a través del diálogo, de su forma de hablar, de las descripciones...

—Jo, Goyo. Miraaa. Para, para. Jo, es superguay —Cuca gritó levantando las manos—. Mira essse chico. Jo, que fashion queda con su sombrero de paja y todo. ¿Y esos pantalones rotos de algodón?
— ¡Oh, sssí! Está super chulo ¿Qué hace? ¿Ess·nn labrador?
—Sí, será, pero mi papi los llama, o sea, dice que se llaman operarios del campo. Papa me lo dijo cuando estuvimos en la finca del padre de Borja ¿Sabess? En Andalucía. Es superchula, con tanta plantita y hierbas y unos animales muy grandes… torosss. ¿Me entiendes?
—Pero… ¿Qué haces, Cuca? ¿Vas a bajar?
Ssssssí, me gustaría hablar con ese operario tan super.

Hello… hola, buenos díasss —La voz de Cuca, un tanto nasal dejó resbalar las palabras cansinamente hasta el final de la frase.

—El muchacho que estaba inclinado sobre la tierra recién arada, se incorporó.
—Hola, buenos días.
La contestación correcta y educada dejó un momento sin ideas a Cuca.

—Esto… ¡Qué campo más super! ¿Es tuyo?
—Bueno… No, yo trabajo para…
— ¡Ah! ¡Qué mono! Mira, Goyo, es un empleado operario.

Goyo, cabeceó asintiendo sin salir del coche. Se arregló el Lacoste que llevaba en los hombros echando una ojeada al joven labrador. “Bah, pensó. Essta Cuca esta loca. Pararse a hablar con labradores muertos de hambre”
—O sea y tú, ¿Cómo te llamas? —Cuca se apartó el pelo de la cara, echándose la melena rubia y lisa hacía atrás.
—Andrés.
La voz del muchacho ocultaba una sonrisa mientras miraba a aquellos dos especimenes urbanos, no acababa de entender que quería esa niña con sus zapatitos de tacón, la falda blanca y negra y ese top ceñido al cuerpo en negro. Pero cualquier diversión que interrumpiera sus solitarios paseos por las tierras de su abuelo era bienvenida. Se había comprometido a pasar el verano en los campos antes de marcharse a Estados Unidos a completar sus estudios de Ingeniería agrónoma y hacer un estudio sobre el terreno de la mejor aplicación posible que darle a esas tierras. Hacía tiempo que el trabajo en el campo ya no resultaba rentable y tanto él como su abuelo pensaban que debían encontrar la forma de conservar y expandir el negocio familiar y dar una solución a sus empleados y a las familias que dependían de ello.
—Y ¿Trabajas aquí tú solo? No tenéis de esos… Inmigrantes —Se giró hacia Goyo que miraba impaciente el rolex de su muñeca—. Esos que dicen que vienen a hacer el trabajo que los de aquí no quieren… ¿Me entiendes? Esos de los que hablan en la tele y que papi dice que hay que tener mano dura.
—Verás, guapa. Sí, Tenemos inmigrantes trabajando con nosotros. Desde hace algunos años ya. Se han instalado en el pueblo y han traído a sus familias —Andrés pensó en Atu, el primer africano que contrató su abuelo. Ya hace más de veinte años. Y que ha hecho su vida entre el pequeño pueblo cercano y el trabajo en las tierras. A Atu, le siguieron Ebo, Foluke, Gamba, Hasani, Mogomu, Mbita, Nangila, Nikusubila, Nkosana, Ochieng, Olafemi, Olujimi, Osagboro, Suhuba, Wamukota… Tantos ya. Algunos siguen trabajando para el abuelo. Otros desaparecieron en busca de otras vidas que vivir. Pero todos tienen historias detrás que aquella niñata no entendería.
—Y te dejan a ti ssolo para trabajar? O sea que son todos unos vagos como dice papa…
— ¿Cómo dices? —El enfado empieza a despertarse en Andrés.
—Yo… O sea… Cómo estásss solo aquí… ¿Me entiendes?
—No sé si te has dado cuenta, Piluca, cuca, mamen o como coño te llames… Pero hoy es domingo y los domingos la gente descansa. Sean inmigrantes o no. Ahora que a la gente como tú debe darle igual que sea lunes o domingo… Para lo que hace…
—¿Holas? Pero tú ¿Qué te has creído? —La voz de Cuca se eleva y por un momento la languidez que acompaña a su persona se sacude— Yo también trabajo y estudio ¿Sabes?
—¿Sí? A ver si adivino en que trabajas. ¿Trabajas en un despacho con tu papi? que te da palmaditas de vez en cuando y te dice que lista es mi niña. O puede que con un amigo de papa, al que le hace un favor, porque hay que proteger a los cachorros de la realidad.
Cuca enrojece. Andrés ha acertado a la primera. Trabaja unas horas en el despacho de Marcos, el abogado de su padre que se ha ofrecido a “guiarla” en el mundo laboral, mientras termina la carrera.
—Eres mega desagradable, o sea, super antipático. Yooo no tengo la culpa de que seas un pobre ¿Sabessss? —el acento nasal en la voz de Cuca adquirió un tono desagradable. Las palabras parecían morir al caer de su boca, y las vocales, arrastrarse interminables en un sube y baja de la entonación, enfatizándolas― Si mi papa tiene razón… O sea que los pobress, nos envidiáis porque… porque…
―¿Envidiaros? ¿A vosotros? Dudo mucho que los “pobres” que dices tú piensen mucho en vosotros. Los pobres trabajan para llegar a fin de mes. En todo caso envidiarían vuestra tranquilidad económica, pero no vuestra estupidez. Al menos, no la tuya, bonita. Y si tuvieras algo de conciencia, te avergonzarías de vivir como vives mientras tanta gente se muere de hambre.

Andrés intenta dar por zanjado el tema y alejarse. La pija esta, a pesar de su carita de muñeca y sus ojos azules le esta amargando la mañana del domingo. Sin embargo ella, alarga la mano como si quisiera tomarle del brazo, antes de retirarla como si solo rozarle le diera asco.

Túuúuú no sabes de lo que hablasss. No eres más que un ignorante ¿me entiendes? O sea, supermega ignorante. Papa dice que somos ricos porque somos más hábiles y más inteligentes y nos lo merecemos. Los que no pueden hacer dinero, es porque son más tontos y torpes que nosotros y sobre todo, que no quieren trabajar duro. O sea, que es como eso de Darwin…. ¿Entiendes? Y que por eso…, vamos que ahora todos tienen la oportunidad de hacerse rico y que si no lo hacen es porque no saben o no quieren.
―¡Lo que me faltaba por oír! La teoría de que competimos en igualdad de condiciones de los imbéciles como tu padre y la gente de su clase ¿Eh? Mira niña, no sabes nada del mundo, al menos nada del mundo que hay fuera de tu “maravillosa” clase social.
―Pues es verdad ¿Sabesss? Ya no est’mos en la edad media y a ser pobre y a seguir así ¿Sabes? Así que el que es pobre es porque quiere o porque no es bastante listo…
―Así que según tú padre y tú ¿La hija de Atu estaba en igualdad de condiciones que tú? Esa niña murió con su madre, ahogada, cuando trataban de reunirse con Atu. Ni siquiera llegaron a ver estas tierras. Atu no pudo volver a verlas, ni enterrarlas según su tradición, porque cuando se enteró ya estaban en una fosa sin nombre, enterradas por las autoridades. ¿Quién te crees que eres? ¿Has pensado en el valor que se necesita para meterse en una patera? ¿Has visto alguna? Son tan frágiles y el fondo tan plano que te preguntas como nadie puede pensar en hacer una travesía desde ninguna parte. ¿Has pensado alguna vez en eso? ¿En las penalidades que tienen que soportar esas gentes solo para llegar hasta una de esas embarcaciones de mierda? ¿Por qué crees que lo hacen? ¿Porque han nacido como tú, en una clínica privada, con mama maquillada y un camisón de lujo y papa (si es que está) grabando el acontecimiento? ¿Por qué crecen entre el lujoso piso de Salamanca y el chalet en la sierra?
Andrés iba acercándose a Cuca. Hablaba con las manos, con el cuerpo. Su pensamiento recorría la larga lista de trabajadores africanos que había conocido toda su vida. Sus penalidades, su hambre, su tristeza lejos de su tierra, de su gente. Recordaba sus caras cuando seguían las noticias sobre la llegada de pateras a las costas españolas, casi siempre saldadas con muertos. Sus muertos.
Cuca, cada vez más asustada de ese hombre, había dejado de escucharle mientras retrocedía hasta el coche que le aguardaba, con los ojos clavados en Andrés. En ese momento Goyo, que había seguido aburrido la conversación salió del coche y tomó a Cuca del brazo.
Vamosss, Cuca, darling, Sube. Ya te dije que con estos campesinos no se puede hablar. Y llegaremos super tarde a la fiesta de Mamen.
―Jo… sssí, este palurdo da miedo. No le entiendo.
Andrés se dio cuenta de lo mucho que se había alterado. Respiró hondo. Se apartó de la muchacha un par de pasos, antes de volver a hablar.

―Sí, eso es, Cuca, “darling”. Sube al coche, que llegáis tarde. Tarde a todo. Y olvida lo que este “palurdo” te ha dicho. Sigue durmiendo tranquila por las noches. Sigue viviendo a costa de papa en tu mundo “ideal” y no vuelvas nunca más a pararte para hablar con un “pobre”. De todas formas seguirías sin entender nada.

Cuca subió al coche sin mirarlo seguida de Goyo que arrancó casi de inmediato. Durante unos kilómetros escuchó la charla insulsa de su compañero. Sentía el cerebro lleno de pensamientos extraños. Imágenes apenas entrevistas en televisión de mujeres de piel oscura aferradas a niños pequeños. De ahogados, hinchados, deformados por el tiempo pasado en el agua, tan solo un puñado de apretados rizos mojados con apariencia de vida… Miró sin ver el paisaje que recorría el coche antes de preguntar:
―Goyo, tu crees que lo que decía ese chico…
―Cuca, cariño ¿Aún piensas en ese? No se puede hablar con uno de esossss… Son pobres siempre encontrarán motivos para quejarse.
Fin.

2 comentarios:

  1. soy Javier. Dos formas de ver la vida totalmente diferentes desde luego. Aunque no sé si los pijos los has descrito así porque forman parte del estereotipo genérico. En el texto dotas de inteligencia al campesino (rico) en contra de la niña pija; a mi parecer un pijo inteligente, con cultura que los hay, hubiera sido más interesante que una chica de buena familia sin más raciocinios que los que ha aprendido en casa. Lo que sí es explícito en el texto es que independientemente de la dos posiciones hay una tercera, la de los "operarios extranjeros" cuya defensa asume Andrés. Y ya para terminar y leyendo tus textos eróticos, el comienzo de este texto no hubiera estado nada mal para un polvo campestre entre dos desconocidos, de distinta ideología, además es algo que he discutido bastante, ¿serías capaz de follarte a una persona encantadora pero con una ideología diferente a la tuya? (cuando hablo de ideología hablo de activismo).

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  2. En realidad tienes razón. No me planteé mucho el personaje porque intentaba sobre todo ejercitar su forma de hablar y sí, como es un ejercicio exagerarla en lo posible. No dudo que existirán pijos inteligentes que podrían debatir hasta el extremo la postura de Andres. Sin embargo he tratado de crear un personaje muy joven. Ambos los dos lo son, o más bien los tres. No han salido aún del cascaron y cada uno tenía, por fuerza en el ejercicio de tomar una postura diferente.

    En cuanto a lo otro. Bien, pudiera ser el preludio de un breve encuentro campestre. Tal vez un trío.

    Y en cuanto a la pregunta... No sé si follar con alguien depende de su encanto o de algo diferente: Atracción, alteración de los sentidos, del aire incluso que les rodea, de la pasión que te despierte. ¿Tiene que ver con sus ideas o como las defienda? En un momento dado es posible que no.

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