domingo, 1 de noviembre de 2009

UNO DE NOVIEMBRE

Día de todos los santos, de las ánimas benditas. Día de recuerdos. Desde que he podido elegir no he sentido la necesidad de visitar a mis muertos en sus nichos. Ni de cambiar flores polvorientas de plástico por flores de plástico sin polvo. Siento tristeza, sí, las pocas veces que visito un cementerio. Leo las frases mortuorias, busco las fotos y las fechas. ¿Morbo? Es posible, pero también historias imaginadas a partir de esos datos tan escasos. Lo hago desde que tengo memoria, desde esa memoria que me devuelve vestida con traje de domingo de invierno. Nuevo. Recién terminado por mi madre. Largas horas inclinada sobre la máquina de coser, somos cuatro hermanas que estrenamos. Evoco días calurosos como el de hoy. Con la rebequita puesta y el sudor en mi cuerpo de niña. Contención del impulso de correr, de reír con mis hermanas en este inmenso parque de tumbas. Mi padre alzando la voz llamando al orden. Un “May, no corras, espérate ahí” que es la frase que recuerdo de las salidas familiares.
Mi madre encendiendo “lluminetes” unos días antes, en recuerdo de las almas. Llamado a las almas me parecía a mí. Levantarse de noche al baño, cruzar delante de la cocina y observar con recelo las sombras parpadeantes que creaban las lucecitas en la oscuridad. La mañana de hoy, uno de Noviembre, camas bien hechas, extendidas al límite, tirantes para ―según mi madre―saber por las huellas dejadas en ellas, si los muertos nos habían visitado.
No, no necesito cementerios ni flores para recordar a mis muertos. Ellos seguirán para siempre conmigo. El beso a la frente congelada de mi padre. La última visión del cuerpo hinchado de mi madre. La conciencia aguda de que esas formas de carne cruelmente parecidas a quienes fueron horas antes, ya no eran.

6 comentarios:

  1. El día de los muertos. En mexico se festeja con gran algarabía y fiesta. ¿Así que se recuerdan a los que murieron? Prefiero no llegar a ese punto. Saludos ninia. ^^

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  2. No tengo recuerdo de cementerios, salvo los necesarios. Que tampoco son muchos. Allá el día de los muertos se llevan flores frescas (allá, en Argentina, digo). Pero la muerte más próxima que he vivido ya siendo adulta me ha marcado más que aquellas, de niña. Fue la del padre de mi hija. Ya no era mi marido. Ni Mi pareja. Sólo y nada menos el padre de mi hija. Y nunca llevé a la niña al cementerio. Cuando tuve que decirle, a sus 5 añitos, que su padre había muerto, la salida más elegante que encontré fue decirle que viviría en ella. Y fue lo mejor que pudo pasarle. Porque no lloró. Ni gritó. Al contrario. Frente al cuerpo helado de su padre, aupada por mi, dijo: "éste no es mi papá.... mami, mi papá está acá" (señalando el corazón)... y soltó una carcajada que hizo que todos los presentes se dieran vuelta a mirarla.

    Día de los muertos. ¿cuándo se recuerda el día de los vivos? ¿cuándo se deciden las flores que cortar para dejarlas vivir en los ojos vivos que nos devuelvan su sorpresa, su amor, su ternura?

    Me hiciste volver a mis años niños a través de los tuyos, a mis muertes próximas a través de las tuyas, a mis flores frescas a partir de esas plásticas, que me costó mucho entender puestas en todos los negocios de menos de un euro... con tanta anticipación... preparadas tan prolijas... seguramente todos nuestros muertos andarían mirando esas flores. Y tal vez dejando huellas en la cama... sin que nos diéramos cuenta.

    Beso, niña. Y abrazo.... de hierbabuena y limón.

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  3. Demoledor May, las dos caras del dia de difuntos.

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  4. Aquí también, Adriana. Cuando yo era niña las flores eran de verdad o debería decir frescas como tú, a fin de cuentas el plástico también es verdadero. Quien podía y quien no, se empeñaba, las compraba frescas para ese día, se llevaba la flor de plástico a casa y las lavaba, porque a los a los ocho días, creo yo que era, se volvía al cementerio a tirar las flores naturales y volver a poner las otras. O puede que así se hiciera en mi casa.
    El día de los vivos es ahora, Adriana. Fue el otro día cuando decidiste llevarte esos dos pastelillos árabes para compartirlos con tu marido. Hoy, cuando te has sentado a hacer los deberes con tu hija o te la has llevado al parque después del colegio y puede que mañana, cuando bajes en el ascensor con un vecino y le sonrías.

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  5. Bueno, Tenchu, más que celebrar se supone que se recuerda a los muertos ese día en especial. Los cementerios se llenan, y como dice Adriana durante más de un mes antes tenemos todas las tiendas de todo a cien (ahora ya les cambiaron el nombre a casi todas con eso del Euro) o de "los chinos" (es curioso ¿Os habéis dado cuenta que ahora por extensión se las llama de los chinos sean o no sus propietarios de esa nacionalidad?) se llenan de flores de plástico arregladitas en sus planchas de foam (vale, la espuma esa verde donde se clavan. También es verdad que mucha gente después de su visita anual al cementerio se va a comer por ahí, con lo que también puede ser una celebración.

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  6. Yo no sé, Javi donde van los muertos, si a la nada, si a otro plano o si tienen que "cruzar al otro lado" como Entre Fantasmas. Lo que sí se perdibe claramente es que abandonan por completo esta carne nuestra que nos importa tanto.
    Aún hoy me recriminan de forma velada que no voy nunca al cementerio, parecen pensar que si no me ven sentir es que no siento. Acudo a los entierros como forma de respeto a los vivos que se quedan y si recuerdo mis sensaciones en los entierros de mis muertos, casi que no iría a ninguno.
    En aquellos días, cuando yo era pequeña, todo el asunto estaba envuelto en supersticiones: cristianas y paganas, creo yo y por supuesto con una base que sigue siendo muy actual: el que dirán. No digo que no hubiera y que siga habiendo sentimientos en todo ello, pero esas peregrinaciones a través del cementerio buscando a la tia abuela, a la señora Angelita, a aquel que murió no sé donde, al tío que ya no recuerda nadie... que acabo de recordar, siguiendo a mi madre de esquina a esquina del lugar... no sé muy bien como llamarlas y cuanto sentimiento se volcaba en ella.

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