lunes, 12 de diciembre de 2011

Amanecer sobre el mar

Casi cada día tengo la oportunidad de ver amanecer. Algunos días estoy demasiado embebida en mi mundo y no presto la suficiente atención, aunque sé que el amanecer está ahí, envolviéndome. Hoy, sin embargo, era tan espectacular, tan conmovedor y tan mágico que he tenido que pararme y mirar. Mirar de verdad. Llenarme los ojos de la engañosa lámina calma del mar que se incendiaba en rojos, ocres y amarillos cuando tocaba el horizonte. Nubes casi negras cubriendo el cielo hasta donde podía contemplar, dejando solo una franja con los colores del desierto paralela a la lejana línea que separa mar y cielo. Una nube en la distancia surgiendo del agua me ha hecho soñar con una isla fantástica envuelta en brumas, una ciudad mítica perdida y vuelta a encontrar, una tierra de dioses capaz de desvanecerse a la luz del sol. Ha hecho que mi corazón palpite a un ritmo extraño, invadido por la melancolía imposible de aquello que nunca existió. Un deseo, un sueño, un espejismo que muere ante la claridad del día.

Pero también me ha hecho pensar en el milagro de cada amanecer que nos regala la esperanza de un día nuevo, aún a estrenar. Preparado para llenarse de todo aquello que nosotros queramos volcar en él: sonrisas, ternura, amistad, placer, trabajo, diversión, preocupaciones, responsabilidades, dolor, alegría, penas, sentimientos, palabras, sensaciones, deseos, consuelo...

Y lo más prodigioso, el portento más maravilloso es que siempre sucede, aún después de la noche más oscura, más tormentosa, más larga o más triste. Siempre empieza un nuevo amanecer.




 

7 comentarios:

  1. No paro de cansarme de escribir o decir esta frase, "Sólo por poder respirar un día más, ya tenemos una razón para sonreír"; y, !Sí¡ Para soñar con cosas que nunca existieron o para perdernos en el más banal de los comentarios, despúes de todo... Nosotros somos dueños de nuestro día, con permiso de las responsabilidades, etc -nota de humor-
    Un saludo.

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  2. Resaltar algo tan cotidiano como un amanecer con palabras es algo maravilloso, sobre todo no caer en los tópicos. No es tu caso, amiga May, que has logrado que vea ese amanecer como sólo Virginia Woolf me lo mostrase anteriormente en Las Olas. Me has emocionado. Gracias por compartirlo con nosotros.
    Un saludo.
    Ginés

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  3. Deberíamos tomar ejemplo del sol, que todos los días sucumbe bajo el temporal reinado de las sombras y al día siguiente remonta ese manto oscuro para reinar en el firmamento, aunque sea por unas horas, y dar filantrópicamente luz y calor a todos. Solo los días nublados hacen que el astro rey se sienta triste por no poder dar brillo a los colores, son esos días de difuminados tonos grises. Todas las noches deberíamos pensar que nada puede ser tan malo como para no ver la luz dorada al despertar o sentir ese calor en las mejillas. Todos los días son un nuevo amanecer para nosotros.

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  4. Es cierto, Simplicisimus que te la he leído alguna vez. Aunque a veces nos parezca que es el día el que nos arrastra, sí podemos decidir como llenarlo. Como siempre encantada de tenerte aquí.Un abrazo.

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  5. Ginés, como se nota que eres amigo mío. ¿Virginia Woolf? Gracias. No se me pasó por la cabeza ser original. Pensé en las imágenes y como trasladarlas en palabras. Misión imposible. Hay que pararse y mirar.
    Besitos.

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  6. Gracias, JC. Por leerme y estar aquí. Pero fíjate que incluso en los días grises, sabemos que el sol está allí. Hasta en la niebla dándole un brillo especial. En algunos lugares incluso existe un sol de medianoche, no?
    Un beso

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  7. La sensación de que el día no se quiere despedir es tan impresionante como la aurora boreal de las noches eternas. Cada momento tiene su belleza, aunque lo mas bello es vivirlo en compañía.
    Buenas noches May.

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