miércoles, 28 de marzo de 2012

Naderías.

Soy de las que piensan que cada día tiene su qué y su por, aunque las horas sean las mismas y cualquier observador medianamente entrenado (O cualquiera que se tome la poco interesante tarea de hacerlo) podría seguir mi horario al dedillo, incluso hacerse el encontradizo o salirme al paso. Cada día tiene su punto, de hecho cada momento del día lo tiene. Nada es ni siquiera remotamente parecido. Ya hoy, a está temprana hora, me he levantado una hora antes, con la sana intención de dar un repaso a un relato o continuar con el que tengo a medias. Ni una cosa ni otra. Lo siento Dr. House, a este ritmo no voy a tener los deberes hechos. Ni idea de porque estoy tan apática en este tema.
Ayer tarde me fui a la cama tan pronto que no solo había luz, además era intensa y clara. Me dolía el omóplato izquierdo, un poco más que toda la semana anterior, el estómago hecho polvo y una especie de dolor extraño y difuso en los riñones y otras partes de mi anatomía.A eso de la una todo junto me ha despertado. Alquen en el vaso y visita al baño. ¡Coño, la regla! ¿Será eso el motivo de mis dolores? Una manifestación extraña para quien no suele molestarle demasiado. Quizá demasiadas cosas juntas. Habrá que buscar en el libro de mi amiga Ana. Ese que te dice que si te has resfriado es porque estás confusa, si te tropiezas y te haces daño en las piernas es miedo o resistencia a avanzar.

Estoy dispersa y salto de temas como si jugara a ese juego infantil que consiste en dibujar recuadros en el suelo con tiza y tirar una piedra para saltar de un número a otro. No es una forma eficaz, cualquiera lo sabe, de escribir. Pero no importa. Después de la una y hasta las tres y media he vuelto a dormir, mejor dicho a soñar. Sueños extraños en los que salía Angelina Jolie, desconcertante en castellano castizo muy amiga de un familiar mío, en el sueño, claro. Una línea de bus, el dos, que no llegué a tomar, un tranvía que hacia paradas de lo más extrañas, con ascensor incluido, una hermana mía liada con un actor español que salía en una serie de policías, que luego a su vez se convertía en un bebe que me llevaba a casa y ¡Joder! me hablaba con la misma voz de policía mientras lo bañaba y recuerdo haberle contestado: Bueno, pero ahora al menos te he dejado bien limpio. Eso sí, acariciando la tierna piel de su espalda de bebe.

Así que cada día es distinto hasta en los pequeños detalles. Eliges ir a pie en lugar de coger el bus. Escuchas la radio y no las canciones grabadas, observas a los aparca coches y reflexionas sobre que quieren aparcar a las ocho de la mañana en un descampado, pasas frío y te subes la cremallera. Hoy se acabó el periódico gratuito y eso que es un poco más pronto. Te da tiempo a tomar un cortado y lo haces en la calle, con el cigarro de rigor y sigues pasando frío. Después una sonrisa cariñosa, un buenos días, un que susto le he dado, ¿No me esperaba? Y de nuevo a cargar el dichoso omóplato haciendo demasiada fuerza a pesar de mantener la espalda recta y las rodillas semiflexionadas, a olvidarme de mí y mis pensamientos. Recuperarlos a momentos fugaces y continuar con mi labor. Para salir al sol del mediodía, cambiar de opinión dos veces: sobre que regalar y donde comprarlo y ahora sí, coger el bus.
En fin, es lo que hay.

4 comentarios:

  1. Me ha encantado esta reflexión y me ha reforzado en mi teoría de que cada día hay que sonreír por el mero hecho de levantarse...- después de todo cada día, incluso dentro de la rutina, es un día distinto y especial, tan especial... como deseemos tomarlo.
    Un beso.

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    1. Los días son únicos y especiales y sobre todo irrepetibles. Yo creo que depende mucho de como nos sintamos nosotros que podamos ver eso o no. Si nos sentimos dentro de un túnel, la oscuridad que llena nuestros sentimientos lo llena todo. Pero he de decidir que he aprendido a disfrutar o a intentarlo por lo menos de cada uno de mis días.

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  2. Hoy, tras un día de muchos avatares y otras tantas noticias de no demasiado buen sabor de boca, entro aquí y me encuentro enredada en tu cotidianeidad, en tus sueños y, aunque te parezca raro, en una simbiosis con ellos, el día a día y los sueños.
    Con esa pincelada tan tuya, lo desgranas con un arte tan dulce como crudo y me sacas una sonrisa, no exenta de cierta melancolía. Me gusta.

    "En fin, es lo que hay."

    Un beso y una sonrisa.

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    1. Siento lo que esas noticias hayan podido traerte. Pero me alegra que hayas encontrado motivos para sonreír en estos pensamientos un poco erráticos. Gracias. Un abrazo.

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