martes, 2 de junio de 2009

En la noche.

Siento que no soy tan fuerte como dicen, ni tan valiente. Me siento como esa niña que atraviesa el bosque silbando, despacito, casi sin aire. Espiando las sombras de los árboles. Sobresaltándose con los crujidos que llegan de la vegetación, tan densa que no permite ver más que el camino donde posa sus pies. Un paso detrás de otro. Intentando no vacilar en ellos, para que no le huelan el miedo que vibra bajo su piel. La niña que repite en su mente, ritmicamente como un mantra que todo va bien, todo va bien y que pronto el bosque se aclarará. La vegetación será menos espesa, los árboles estarán menos juntos, la luz del sol caerá sobre el camino y le permitirá ver el fin del mismo y podrá ver la ancha llanura surcada de nuevas sendas que le esperan.Pero que ahora mismo, necesita tanto a esa persona que sabe que tan solo es una niña que finge ser mayor. Esa persona que vea lo que se oculta tras la máscara y la sonrisa. Tras el trabajo y el esfuerzo. Que vea las lágrimas a través de la calma. Que tan solo me abrá los brazos. Y me deje ser pequeña de nuevo, solo eso. No importa. Ya no lloraré.

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