lunes, 1 de agosto de 2011

UNO DE AGOSTO

Hoy hace un año que mi ex (emocional y físicamente, legalmente no lo sé aun, como el señor juez no ha dictado la resolución o el acto o como se llame legalmente la sentencia de divorcio pues no sé bien ese aspecto) se fue de casa. Como una efemérides de los periódicos: tal día como hoy, hace un año o diez o cien. También se cumple otra efemérides importante para mí, pero de esa no voy a hablar aquí. Solo sé que ese día fue uno de los peores de mi vida. Así como se lee. No solo estaba asustada por el futuro que se extendía por delante, también estaba dolida, muy dolida. La verdad es que aquel día lo había imaginado de otra manera. Y puede que ese sea, en definitiva, el origen de la mayoría de los problemas de mi vida. La imaginación y los sueños.

Me planteo seriamente si de verdad veo el mundo tal cual es, la realidad como transcurre o me la invento, la recreo (no siempre como me gustaría, ya quisiera), la filtro por esa parte de mí que intenta hacer del mundo algo que pueda entender . Como una especie de Madame Bobary que confunde su realidad con las fantasías de sus ensueños románticos aprendidos de los libros que leía a escondidas en el convento de monjas donde se educó.

Este último fin de semana ha sido de esos de entrar en casa el viernes y no salir hasta el lunes. Que aun no lo he hecho, pero lo haré en breve, en cuanto cierre el portátil. No quiero decir que mi vida siempre sea así. En realidad soy lo suficientemente afortunada para haber ido engarzando un fin de semana tras otro en salidas especiales y bonitas. De las que me gustaría hablar en otro momento, de hecho como no sé hacer otra cosa mejor que esto de escribir me gustaría hacerlo para agradecer a determinadas personas que siempre estén ahí.

Me he dado cuenta en este tiempo que no pienso en el futuro. No pienso más que en un día o dos vista, o tal vez en la siguiente hora o el siguiente minuto. No sé si hago bien, pero la verdad es que no me lo he propuesto de forma consciente. Es así y ya. De todas formas ¿En qué iba a soñar?

Ahora mismo soy emocional y económicamente inestable. Vivo en una pequeña montaña rusa, en la que cada vez es más larga la cuesta de bajada. Y más breve los momentos en que la subo.

Racionalizo los hechos para no morirme de miedo. Para seguir adelante cada día con lo que este dé de sí. Miro a mi alrededor y sé que hay cosas que yo puedo hacer para mejorar mi vida y la de los míos, pero me da una pereza enorme. Un cansancio que creo tiene poco que ver con el veraniego. Quizá si lo repito muchas veces lo consiga: he de poner orden. Orden en mi casa, en mi vida, en mi misma. Dedicar tiempo a esas pequeñas cosas que hacen la vida más fácil y agradable. Total, nadie lo hará por mí.

Estoy sola. Conmigo misma y con mi propia fuerza. Sé que en el mundo habrá gente que estará muchísimo peor que yo. Yo tengo amigos, a mi familia, a los míos. Solo me falta agarrarme a mí misma y ponerme en movimiento.

No me resulta nada fácil. Reprimo los cabreos, reprimo los sueños. Escondo la tristeza, los recuerdos y el deseo. Dejo la pasión a un lado porque la siento culpable y destructiva.

Y escribo cuando la madrugada da para ello. Y a veces, pocas, cuando el día ya ha muerto y el cansancio hace tanta mella en mí que siento como me aplasto dentro de mi misma, como los recuerdos se pelean por salir de su envoltura y el dolor gana este permanente juego del escondite, encontrándome.

Pero sigo aquí y sigo adelante por que no sé que otra cosa más puedo hacer.

3 comentarios:

  1. Hola May, bonita reflexión. No se si darte la enhorabuena por el aniversario. Te la doy por hacer lo que te gusta, como dices: escribir. El pasado y el futuro según los filósofos no existen. Son apreciaciones. No podemos modificar el pasado y el futuro es un misterio(tampoco a nuestro alcance). Creo que lo estás haciendo bien, la vida no tiene manual de instrucciones. Suena a libro, escribir, ummmm. Seguro que da para un relato.
    Espero haber arrancado una sonrisa hoy martes.
    Saludo marciano de un ariano.
    G

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  2. Siempre me arrancas no una sonrisa, carcajadas si es necesario (Vale, hoy sí, solo una). Te debo una carta. Esto es lo más optimista que he escrito estos últimos días, así que figúrate el resto. Mejor que se quede donde está.

    Este relato te lo cedo a ti. El del taxi, lo he escrito mentalmente algunas veces ya. Cuando lo haga sobre papel, aunque sea virtual, te lo mando.

    Un beso o dos, Gin.

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  3. es como volver al 2004, afortunadamente con la lección aprendida...que fuerte

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