domingo, 8 de febrero de 2009

LOCURA

Locura extrema. Dolor incesante. Tormenta interior. Olvidar. No sentir. Morir. Estar muerta, estar vacía, estar hueca. No querer. No suplicar, no dar, no recibir. No ser.

Muerta, muerta me repite mi voz interior. Estas muerta y eso esta bien. No huyas, no te alejes, no corras. Estas muerta y lo sabes.

¿Qué ha sido de tus sueños? No son más que burlas crueles que se lanzan a comerte el alma. Devoran tus sentimientos con felices sonrisas ensangrentadas. Ya no aspiran a más.

No supiste darles a luz. Son fetos podridos de dientes afilados revolviéndose en tu interior. No es más que locura. Tu locura. La única que importa en este mundo de locos. La única que te importa a ti, por que siempre has sido así, egoísta hasta la médula. Y tú lo sabes. Mierda de vida con la sonrisa puesta.


El incesante dolor de estar viva y consciente de la larga muerte interior. Gusanos devorando pedazo a pedazo de repugnantes cadáveres guardados dentro de la moribunda alma. Esa que descubriste y abandonaste a la primera decepción. ¿Quién eres? No hay respuesta para esa pegunta.

Te enfrentas a ese lado oscuro de la perfidia sin nombre y sin razón. Te gusta hacer daño a esos inocentes cuentos que a veces se atreven a asomarse a tus ojos. Nada es real, nada te sirve, todo pasa por tu garganta, enorme pantagruélica en su locura, procesando sin fin cada minuto inocente convirtiéndolo en mediocre maldad. Y en ella te revuelcas, por una vez feliz de tu infelicidad.

Ni siquiera siendo mala eres buena. Eres… lo que eres. Un conjunto imperfecto de sensaciones, emociones y sentimientos imitados y robados. La locura es creerte diferente de los demás.

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